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mis raíces

La Nostalgia de la Tierra

A menudo me pregunto dónde están realmente mis raíces.

Cuando ya no vives en tu país de orígen pueden aparecer distintas circunstancias en las que te preguntas alguna vez: ¿a dónde pertenezco realmente?

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En los últimos tiempos en los que la pandemia nos ha enseñado a valorar la libertad, a mí me ha brindado la oportunidad de pensar acerca de hacia donde van mis pasos y dónde quiero estar en el futuro. Me pregunto si muchos de vosotros habeis tomado alguna decisión que os ha cambiado la vida. Cuando se piensa demasiado en el país dejado atrás, en los familiares y amigos, el clima, la cultura, y todo lo que define a un país, algo debe de cambiar.

En mi país de acogida Austria, al que llegué hace ya más de 12 primaveras he encontrado todo lo que una persona sencilla como yo puede desear, he creado una familia y un hogar, me he desarrollado profesionalmente en el campo que decidí a mis 20 años, mis hijas son cada vez más independientes y aun así hay momentos en los que pienso que me falta algo o que quizás deberia cambiar algo en mi vida. Para descubrir exactamente qué és ese algo todavía me falta un poco, ya que una idea clara y definida no tengo, pero si sé que tiene que ser algo que conecte los dos países a los que pertenezco y que me ayude a borrar esa sensación que a veces me inunda de haber abandonado la tierra en la que crecí.

Todo el mundo experimenta mejores y peores temporadas, para mí personalmente la peor época es el invierno, el estar más de una semana sin sol afecta tanto a mi ánimo que a veces la situación me supera. Yo soy una científica de vocación y entiendo perfectamente que el cuerpo humano y el cerebro necesitan sol, o sea rayos UVA para generar la Vitamina D y poner en movimiento la actividad cerebral. Todo eso lo entiendo, pero aunque mi mente puede perfectamente procesar esa información, mi estado no mejora. Qué complicado es a veces entender y dominar tus propios sentimientos.

Otro factor que afecta a mi ánimo son mis pequeños éxitos diarios como me gusta llamarlos a mi; ¿qué pasa con mi mente? pues que si un día no tengo al menos una experiencia positiva, el día se puede tornar bastante oscuro, aunque realmente esos días son menos frecuentes ya que mis éxitos se pueden medir con un buen almuerzo. Al ser española de nacimiento, sé valorar estupendamente el buen comer.

A veces aparece un olor que me recuerda a algo en especial, por ejemplo esta mañana le estaba buscando la ropa a mi hija, porque hemos salido a comprar unas cosas. Al sacar la ropa elegida del armario, hemos olido al jabón que usa mi madre en España para lavar. Ese olor nos ha transportado a otro lugar y nos ha hecho recordar a nuestra querida Abu. La mejor Abu del mundo.

Por supuesto otro extraño motivo que puede determinar como va a ser mi día son los sueños. Un bonito recuerdo puede mejorar el ánimo a cualquiera.

Y tan evidente como que mi querido mar es salado, lo que más me tranquiliza, me motiva y me da energía es escribir unas líneas. A veces las escribo solo para mí, y eso me ayuda a calmar tempestades. En otros momentos de mi vida he escrito muchas cartas para desahogarme o transmitir mis pensamientos, y aunque eso ya no se lleva, lo sigo haciendo en ciertas ocasiones especiales. Les escribo a mis hijas, les escribo mis cuentos inventados y ellas le añaden los dibujos. Empezé a escrbir mi primer diario con diez años y ya voy por el numero veinte. Realmente escribir es mi placer.

Definitivamente las raíces de una persona puede estar en muchas partes, quizás algunos lo puedan describir como el sitio donde está la familia, eso es una parte importantísima, también se podria definir como la tierra que te vio crecer, al final cada uno tiene que descubrir por sí mismo cual es su significado personal. Yo por el momento intentaré seguir motivada intentando encontrar la definición de mis raíces.

¿Tu también emigraste de tu país de orígen? ¿cuáles fueron tus motivos?

El Comienzo de Mi Historia

Me gustaria comenzar esta nueva entrada transmitiendo mi experiecia,de hace 12 años, cuando decidí hacer la maleta en Málaga, y ser valiente en Graz.

La historia comienza en 2005 cuando mis estudios en la Universidad de Málaga me ofrecen la oportunidad de participar en un programa europeo de estudios, donde tengo la posibilidad de estudiar un año en la Universidad Técnica de Graz. Después de enfrentarme con todas las dudas y miedos, la suerte decidió por mi y conseguí una plaza.

Nunca antes me habia planteado seriamente irme un año fuera, y aunque ahora es lo más normal del mundo tener una beca Erasmus o irse a estudiar a EEUU o cualquier otra parte del mundo, para mí significó un verdadero cambio ya que nunca había estado más de un mes fuera de mi casa.

Las experiencias durante ese tiempo viviendo en Austria las puedo comparar con las que viven los estudiantes universitarios de comunidades rurales cuando se van a estudiar a la ciudad: búsqueda de vivienda, adaptarse a una nueva ciudad y valerte por ti mismo. Sumando evidentemente aprender el lenguaje y disfrutar de la libertad que ofrece una ciudad desconocida.

Viajar a otra ciudad, otro país, otra lengua por trabajo, por estudios o por diversión es una experiencia al alcance de todos y que definitivamente influye en el desarrollo personal.

A mediados del año 2007, después de volver, estaba terminando mi carrera de ingeniería y haciendo prácticas en una empresa en el parque tecnológico por muy poco dinero, como la mayoria de mis compañeros. Siempre pensando como prodría mejorar, cómo podría encontrar un trabajo razonable y escuchado los consejos de mi sabios padres me decidí a buscar trabajo fuera de España para así tener la experiencia y conocimientos que las empresas tanto solicitaban.

En menos de tres meses encotré un trabajo donde poder aplicar mis conocimientos, donde el potencial de los jovenes trabajadores se valora y donde no se requiere de 5 años de experiencia para poder empezar a ejercer mi profesion, triste verdad en España, donde no había nada comparable. Desde entonces ya han pasado 12 años. En este tiempo he vivido tantos momentos especiales que necesitaría una vida entera para poder compartilos, pero como siempre le digo a mi hija mayor cuando no sabe como empezar, simplemente empezaré por el principio.

Probablemente existen miles de motivos por los que una persona se decide a abandonar su area de confort, la estabilidad social y familiar. Igualmente existen miles de motivos para para quedarse. Irse o quedarse, cuántos jovenes españoles se han hecho esta pregunta durante los últimos años.

En mi caso me dicidí irme por mi futuro y para sentirme dueña de mis oportunidades. Aprender un nuevo lenguaje, aprender como funciona el mundo laboral fuera de España, y acumular suficiente experiencia profesional eran mis principales objetivos.

En ningún momento pensé quedarme a largo plazo, simplemente pensaba aprovechar las circunstacias y formarme lo mejor posible. Naturalmente también tenia sentimientos encontrados, como la mayoria de los jóvenes que deciden dar este paso. Pensaba en mis amigos, en mi familia, en mi entorno y sí, estaba asustada.

Todo nuevo comienzo es difícil y más si el idioma de por medio es Alemán del sur de Austria, y cuando empezé a trabajar todavia no era una experta en el lenguaje, más bien una principiante, pero me sentí rapidamente acogida aún cuando al principio no entendía todo y a todos.

Durante el primer año de trabajo empezé a conocer como funciona la Sociedad austríaca. Durante el año Erasmus me habia relacionado principalmente con estudiandes de toda Europa y también austríacos, pero un año de estudiante no es comparable con un año de trabajo.

Mis recuerdos de ese primer año lejos de mi entorno los recuerdo como si fuera ayer; el primer mes la empresa me pagó un hotel hasta encontrar vivienda, me ayudó y pagó la mudanza y los vuelos. Los primeros meses estuve concentrada en cursos para aprender todo lo necesario para el trabajo y más adelante tenia un tutor al que poder preguntale en cada momento, fue una gran aventura.

También recuerdo el frio y millones de días grises en invierno. Las montañas llenas de nieve y los lagos congelados. No entender a las cajeras cuando iba al supermercado, no saber porqué los semáforos no parpadean en naranja y sí en rojo y naranja a la vez. Y muy importante si estáis en Austria: la propina al camarero no se deja en la mesa…Eso son solo algunas de las cosas que aprendí ese primer año, ese 2007.